La mayoría de las afecciones
inflamatorias irritativas o infecciosas del ojo se agrupan bajo el concepto de
ojo rojo y son producidas por conjuntivitis que pueden diagnosticarse y
tratarse fácilmente con medidas higiénicas y farmacológicas locales. Aunque el ojo rojo obedece con
frecuencia a enfermedades de curso benigno, hay que estar atentos para
reconocer a tiempo aquellas condiciones potencialmente graves que pueden
amenazar la visión.
¿Qué es el ojo rojo?
Es el reflejo de la dilatación de
los vasos sanguíneos de la conjuntiva, la membrana que tapiza la parte interna
del parpado y la parte más anterior del ojo, y se caracteriza por el
enrojecimiento de la superficie anterior del ojo.
¿Cuáles son sus causas?
Principalmente obedecen a una
inflamación o a una infección. La inflamación suele producirse por el contacto
del ojo con factores irritantes o alérgenos (humo, olores penetrantes, etc),
mientras las infecciones son causadas por virus o bacterias y suelen ser muy
contagiosas.
¿Cuáles son sus síntomas?
Sensación de un cuerpo extraño,
lagrimeo, congestión conjuntival y secreción. Generalmente las conjuntivitis
infecciosas se suelen presentar después de haber estado expuestos a personas
infectadas aproximadamente 8 días antes.
¿Cuál es su tratamiento?
Básicamente, un lavado frecuente
de los ojos con un antibiótico local del amplio espectro para evitar una
sobre-infección bacteriana. Es fundamental también el
explicar al paciente la contagiosidad de la afección, por lo que se indicará
las pautas higiénicas tales como el lavado de manos frecuentes, no compartir
toallas o usar pañuelos des-cartables.
¿Qué otras causas pueden
desencadenar ojo rojo?
Hay varias enfermedades oculares
que también producen un ojo rojo y que pueden ocasionar ceguera a menos que se
diagnostiquen y se traten a tiempo. Esto es especialmente importante si hay
dolor, visión borrosa o fotofobia severa (sensibilidad a la luz), unos síntomas
que no son típicos de una conjuntivitis simple e indican un mayor grado de
gravedad, como la presencia de glaucoma, una úlcera ocular o una inflamación
del interior del ojo, patologías que pueden afectar a la visión de forma
irreversible. Ante estas circunstancias, se recomienda acudir al oftalmólogo
con carácter de urgencia.